sábado, 20 de noviembre de 2010

diálogos con mi madre

-Lo cierto es que el sexo era sólo un ejercicio muscular y de validación intelectual. Una suerte de aguante religioso. Y estaba muy bien; porque la imagen estética de una cama desarmada, las frazadas por el piso y el colchón desnudo es lo suficientemente erótica para desear ser protagonista de ese evento. Y motor fundamental para que le chupe la pija.

-En fin, ¿venís a comer un asado?

-no como carne

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