martes, 29 de junio de 2010

Belén escribe desde Esteban



A esto no quiero jugar


girando, dando vueltas
siempre en círculos
círculos que nunca terminan
llegar al final, significa volver al principio
otra vez,
y otra vez

a veces marea girar
aunque si se mira a un punto fijo
el mareo desaparece
y todo lo que queda,
todo lo que nos sostiene,
lo que amamos
todo
es eso a lo que miramos

alegría y color
confusión y cansancio
resignación

quizá con sólo una pregunta
un poco de valor, tal vez
ese círculo se corta y se transforma en una línea
donde los principios son principios,
y los finales, finales

y qué maravilloso es recorrer esa línea
conociendo el principio
y teniendo la certeza de que cuando se llegue al final
no se va a volver a empezar
no va a estar ahí, ese principio
nuevamente, inevitablemente

como pasa con las calesitas.


Belén Morganti

.

viernes, 18 de junio de 2010

Andrés escribe desde Javier




DE CÓMO ENTERRAR UNA PLAYA

Los diez en círculo, algo en el centro. Germán de pie. Acción.

-Debiéramos quedarnos para siempre.

-No se puede.

-Ya sé, pero debiéramos.

Germán es estúpido. Irene y yo lo sabemos.

Martina levanta los ojos del suelo.

-Podríamos llevarnos la playa.

Germán se sienta.

-¿Y cómo sería eso?

-Imposible. La playa es nosotros en la playa.

-Podemos intentarlo. Llevarnos el momento.

-¿En forma de caracoles?

Irene divertida. Martina se muerde los labios.

-Infeliz. Te voy a extrañar.

-A mí no, a la playa.

-A vos, Andrés.

Acato: sonrío y me callo. Germán aprovecha.

-Podemos volver. Es cuestión de querer. Si Andrés…

Súbitamente Irene.

-No entendés nada. No se puede.

-¿Por qué no? ¿Porque lo dice él?

-Lo dice Heráclito.

-Mucha filosofía, pero ni un río compartieron ustedes dos.

Dieciséis ojos se posan en nosotros como tábanos.

Martina se hace mano y los espanta.

-Está empezando a hacer frío.

Y entonces, sintético, impertérrito, sublime: Luis.





Andrés Perugini